Cada vez vemos más fracturas periprotésicas de rodilla, especialmente de fémur, debido al mayor número de personas portadoras de PTR, con tasas de complicaciones tras tratamiento de hasta un 75%.
Los resultados pueden ser devastadores para la supervivencia del implante, la capacidad funcional y la calidad de vida del paciente.
El resultado final tiene una relación directamente proporcional con la estabilidad de los componentes protésicos, la conminución y el desplazamiento de los fragmentos óseos y la estabilidad fracturaria que seamos capaces de conseguir con el método terapéutico elegido.